La matemática es una disciplina teórica y, por lo tanto, en sí misma no es más que un instrumento que potencialmente puede aplicarse a todo tipo de esferas y ámbitos. Ya en la antigüedad, los matemáticos egipcios encontraron varias aplicaciones concretas al saber matemático (por ejemplo, a la geometría o al álgebra). Al saber medir ya podían calcular una correcta distribución de las tierras después de las inundaciones periódicas del río Nilo. También podían hacer cálculos para construir las pirámides. Este conocimiento llegó a los griegos, quienes utilizaron las matemáticas en la arquitectura, en el conocimiento de la posición de los astros o en relación con el urbanismo o la geografía.